“El ICE me detuvo por no tener papeles, te tratan como un criminal, tenía residiendo más de 15 años en Los Angeles, fui a la Corte para tratar de arreglar mi situación migratoria, y salió peor, supieron donde vivía, fueron hasta mi casa, me detuvieron frente a mi esposa y mis hijos, al estar detenido incluso los agentes de la Patrulla Fronteriza me dijeron que podía llamar al Consulado para que me asesoran, en las instalaciones de la migra incluso tienen carteles de la Secretaría de Relaciones Exteriores y del Consulado con los números telefónicos donde se puede llamar para asistencia, los agentes norteamericanos me dieron tres oportunidades de llamar, lo hice, agote mis tres oportunidades y nunca me contestaron en el Consulado, los agentes incluso se burlaron, ahora sé que ellos hasta me insistieron que llamara a sabiendas de que nadie nos va contestar en el Consulado, los migrantes estamos desprotegidos por nuestro propio gobierno, estoy desesperado, estoy preocupado por mi familia porque yo soy el sostén de la casa”, expresó Omar González, un migrante oaxaqueño que fue deportado por Tijuana y es reflejo de la indiferencia de la autoridad y del via crucis que tienen que pasar los migrantes mexicanos al ser separados de sus familias.